Silvia Paglieta ; ilustraciones de Leo Arias
56 pág. ; 19x13
A veces la laguna crece tanto que ni siquiera a lo lejos se divisan las orillas. Nada. Ni semillas, ni plantas, ni raíces quedan. Aunque en realidad nada no, porque en este lío de agua están hechos sopa una tera, un tero con cara de yuyo amargo, una pata y un pato enamoradizo. Una coipo, una gallareta y una garza. Y también una lagartija con sueño viejo, una paloma y un cuicito inquieto que quiere volver a casa.
Poco a poco la laguna va recuperando sus bordes de tierra y las noches van quedando cortas para contar todos los cuentos, las leyendas, los chistes y los piropos que los animals inventan para entretenerse. Y, así, entre palabras y silencios, estos amigos van mostrándose sus sueños, sueños que ningún agua puede humedecer.
Silvia Paglieta ; ilustraciones de Leo Arias
56 pág. ; 19x13
A veces la laguna crece tanto que ni siquiera a lo lejos se divisan las orillas. Nada. Ni semillas, ni plantas, ni raíces quedan. Aunque en realidad nada no, porque en este lío de agua están hechos sopa una tera, un tero con cara de yuyo amargo, una pata y un pato enamoradizo. Una coipo, una gallareta y una garza. Y también una lagartija con sueño viejo, una paloma y un cuicito inquieto que quiere volver a casa.
Poco a poco la laguna va recuperando sus bordes de tierra y las noches van quedando cortas para contar todos los cuentos, las leyendas, los chistes y los piropos que los animals inventan para entretenerse. Y, así, entre palabras y silencios, estos amigos van mostrándose sus sueños, sueños que ningún agua puede humedecer.